Cuando una cucaracha muere por causas naturales, el rigor mortis hace que sus patas se contraigan. Sería mucha coincidencia que todas las patas partieran del mismo grado de extensión y que se contrajeran a la misma velocidad, por lo que lo más común es que unas se contraigan antes y en mayor medida que las otras. Esto desequilibra el centro de gravedad del insecto, por lo que vuelca hacia ese lado.
Si la muerte viene provocada por algún insectida también acaban boca arriba. En este caso porque la composición del producto ataca el sistema nervioso del insecto provocándole espasmos que causan su volteo. Perdida la coordinación, la cucaracha es incapaz de darse la vuelta y así le sobreviene la muerte.
Nota: La resistencia de las cucarachas es proverbial. Son capaces de sobrevivir durante un mes sin agua y de dos a tres meses sin comer, soportan una dosis de radiación de 6 a 15 veces superior a la que soportan los humanos y, por si fuera poco, sobreviven dos semanas sin cabeza.