Estas raras frutas, con cuerpo de fresa y sabor a piña, fueron descubiertas hace tiempo en América del Sur y ahora las han empezado a comercializar, tal y como hacen con las fresas normales.
Conforme van creciendo, pierden el color verdoso, para terminar en un blanco nieve, señal de que están maduras y se pueden comer. Pero eso si, estas fresas sabrán a piña.